En la nota anterior describimos los efectos negativos del perfeccionismo. Me gustaría ahora darte tres comportamientos que también te van a ayudar a identificar qué tan perfeccionista puedas ser:
Comportamiento 1: Fijarse objetivos casi inalcanzables.
En este punto quiero hacer una distinción. Con objetivos casi inalcanzables me refiero a una exigencia casi sobre humana, en la cual para hacer algo tengo que dedicar muchísima energía, más energía de la que es humanamente saludable.
No estoy diciendo que no seamos ambiciosos al establecer nuestros objetivos. Al contrario. Si leíste otras notas de este blog es probable que me hayas escuchado decir que los seres humanos tenemos infinito potencial. Podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos.
Si podemos imaginarnos algo en nuestra mente podemos lograrlo. No hay límites en nuestro potencial, en aquello que podemos lograr. De hecho creo que uno de nuestros problemas es que nos fijamos objetivos poco ambiciosos, porque no somos conscientes de todo nuestro potencial. Entonces, volviendo al perfeccionismo, si tenemos infinito potencial, ¿cual es el problema del perfeccionista?
El problema es que si bien debemos ser ambiciosos al definir objetivos y de emprender acciones para lograrlos, debemos también ser flexibles y tener en cuenta que tan importante como ser ambiciosos es disfrutar del proceso de lograr nuestros objetivos y mantener la motivación.
El perfeccionista se sobre exige, al punto de que queda agotado y en general no disfruta del proceso de lograr sus objetivos. También es muy exigente en los tiempos que se establece para lograr su objetivo. Esto termina siendo negativo y contra productivo.
Comportamiento 2: Querer hacer todo a un 100%.
Otro comportamiento del perfeccionista es la alta exigencia en la calidad de las cosas. El perfeccionista en general busca lograr un 100% de excelencia, y esa es una de las cosas que tanto lo agota.
El esfuerzo que se requiere para alcanzar un 100% de excelencia es muy grande, y la mayoría de las veces no vale la pena realizarlo. Cuanta más excelencia logramos, más difícil resulta seguir aumentando ese nivel de excelencia.
Tim Ferris, en su libro la semana laboral de 4 horas, pone un ejemplo de esto que se trata de aprender un nuevo idioma. Según Tim, aprender un nuevo idioma y lograr un 95% de correctitud requiere aproximadamente seis meses intensivos de esfuerzo.
Sin embargo, para lograr un 98% de correctitud se requieren entre 20 y 30 años de estudio al mismo nivel de esfuerzo. Muchas veces no vale la pena esforzarse tanto para alcanzar el 100%. Los resultados no varían tanto y cada vez se requiere más esfuerzo para lograr más. Y esto es lo que hace que los perfeccionistas se agoten tanto y terminen haciendo un mal uso del tiempo y de su energía para obtener un resultado que muchas veces no vale la pena, ni es reconocido.
No quiero decir con esto que estoy fomentando un trabajo mediocre o apenas aceptable. Al contrario. Si no buscáramos la excelencia, no llegaríamos a alcanzar verdaderos logros. Sin embargo, no siempre vale la pena esforzarse tanto. Nosotros podemos decidir hasta donde vale la pena esforzarse y cuando, pero tengamos esto en cuenta y tomemos la decisión nosotros mismos en vez de hacernos trampas y dejarnos dominar por viejos hábitos.
Comportamiento 3: Evaluar las cosas como todo o nada. Auto castigarse si algo sale mal.
El perfeccionista tiende a ver las cosas como blanco o negro, sin grises intermedios. Esto quiere decir que solamente va a considerarse exitoso si logra su objetivo de manera perfecta. Si no es probable que se considere un fracaso. Y no solamente va a evaluar su proyecto como un fracaso. En los casos más extremos puede llegar a considerar que toda su vida es un fracaso.
En general los perfeccionistas relacionan su auto estima con la aprobación y el éxito. Se van a sentir bien siempre y cuando se sientan exitosos y aprobados por los demás, pero como su evaluación de los resultados es muy estricta es probable que se sientan un fracaso muy seguido.
Y dado que en general se creen un fracaso, les va a costar ver los aspectos positivos de cada situación, y tomarse un tiempo para aprender de los errores, ya que les cuesta mucho aceptar que algo no les salió al 100%.
A veces también tienden a generalizar los problemas. Piensan que si algo no les salió del todo bien una vez, les va a pasar eso reiteradamente una y otra vez, y esto es lo que hace que se castiguen tanto.
¿Qué tanto te identificas con estos comportamientos? Me gustaría que evalúes cada uno de ellos y te preguntes si te suenan familiares. En caso afirmativo, es posible que estés siendo esclavo del perfeccionismo. Próximamente te voy a decir cómo manejarlo.
Saludos
Martin