La vida por naturaleza es incierta. No tenemos control absoluto sobre lo que pueda pasar. Podemos tener un objetivo, una intención, pero intentar tener todo bajo control es como querer agarrar el agua con las manos: se nos va a escapar entre los dedos.
Y no solo que no se puede, sino que no resulta sano buscar el control absoluto sobre la vida.
Si necesitamos demasiada certeza y seguridad no vamos a asumir riesgos, nos vamos a quedar siempre en lo conocido, en lo cómodo. No vamos a vivir la vida al 100%, plenamente, porque todo lo bueno de la vida requiere enfrentarse a algo incierto. Es la única forma de crecer.
Abrirse a la incertidumbre, aceptando que no tenemos control total sobre los eventos, puede ser muy liberador. Nos permite soltar el excesivo control, y podemos hacerlo aceptando que hay cosas que no dependen de nosotros, pero confiando en nosotros mismos, y en la vida, en que pase lo que pase vamos a encontrar la manera de salir adelante.
Y vos, ¿qué tanta incertidumbre podes tolerar?
Fernando Martin Ayala