¿Qué creencias te limitan en tu trabajo?

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Ya hablamos en otra nota del poder de las creencias. Una creencia es la percepción de certeza hacia algo. Aquello que creemos con convicción se vuelve parte de nuestra realidad. Las creencias afectan nuestra percepción, nuestra interpretación de la realidad, nuestras acciones y por lo tanto nuestros resultados. Por esta razón es tan importante identificar y cambiar aquellas creencias que nos limitan.

Esto aplica también en el ámbito laboral. Muchas veces nos esforzamos por buscar un trabajo, enfocándonos principalmente en mejorar nuestro CV o aprendiendo técnicas para defendernos en una entrevista. Si bien estos aspectos son importantes, nuestras limitaciones mentales auto impuestas también juegan un rol muy importante en el proceso de encontrar trabajo. Si pasamos esto por alto, nuestros resultados pueden no ser los esperados.

Por ese motivo quiero hacerte la siguiente pregunta: ¿qué creencias te limitan en tu trabajo o en tu búsqueda laboral?

Me gustaría que te tomes un momento para pensar las respuestas con tranquilidad. Aquí te presento algunos ejemplos de creencias limitantes relacionadas con el trabajo:

  • «No puedo tener un puesto de gerente»
  • «No puedo conseguir un trabajo mejor porque existen personas más capacitadas que yo en el mercado»
  • «Siempre me va mal en las entrevistas»
  • «No soy bueno para trabajar en equipo»
  • «No puedo ganar dinero haciendo lo que me gusta»
  • «Solamente puedo trabajar en x posición en x rubro»
  • «No puedo tener el trabajo que busco porque no tengo un título profesional»
  • «No puedo tener el trabajo que quiero porque ya estoy viejo»

Quizás hayas notado las palabras «no puedo», «siempre», «solamente» y «no soy bueno». Cuando usamos estas palabras es muy probable que estemos frente a una creencia falsa.

Dichas creencias limitan enormemente nuestras acciones. Nos hunden en la pasividad. Como consecuencia de eso nuestros resultados están muy lejos de lo que podrían ser. Dado que estos resultados mediocres confirman nuestra creencia limitante, la misma se vuelve gradualmente una profecía auto cumplida y el círculo vicioso es cada vez más fuerte hasta que se vuelve parte de nuestra realidad cotidiana. Es en este momento en el que las creencias se convierten en «anteojos mentales» con los cuales percibimos la realidad.

Es hora de superar estas creencias y para eso quiero darte algunas sugerencias:

 

1. Definir un plan de acción que desafíe cada creencia

 

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Si las creencias nos generan pasividad debemos ponernos en acción. Pensá por un minuto la respuesta a estas preguntas:

  • ¿Qué haría si por un momento no creyera que esta creencia es verdad?
  • ¿Qué haría si supiera que es imposible fracasar?

La respuesta a estas preguntas nos da una idea de las acciones que debés llevar adelante. 

Por ejemplo, supongamos que tenés la creencia de que tu jefe no va a aceptar una propuesta que le hagas. Si pensaras que la creencia no es verdad seguro que irías y le harías la propuesta. Ponete entonces en acción. Buscá la mejor manera y el mejor momento de hacerlo y ¡hablá con tu jefe!. Para ser más efectivo a la hora de hacer la propuesta podés ayudarte con la siguiente nota: 7 sugerencias para hacer pedidos efectivos.

Acordate entonces de pensar en qué harías si creyeras que podés lograrlo. Luego simplemente hacelo. La acción es un componente fundamental del éxito.

 

2. Buscar evidencia de que mi creencia es falsa

 

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Según Bob Proctor, autor del libro Tu naciste rico, nuestro sistema de creencias se basa en la evaluación que hacemos sobre un evento. Cuanto más evaluamos y cuestionamos algo más probable va a ser que podamos cambiar nuestra manera de verlo. 

Supongamos que la creencia que tenemos es «no puedo tener un trabajo de gerente sin tener un título». Buscá desafiar esta creencia como si fueras un crítico:

  • ¿Existe alguna persona que tenga un título de gerente sin tener un título profesional?
  • ¿Cómo lo hizo esta persona?
  • ¿Si alguien lo hizo, cómo puedo hacerlo yo?

Cuanto más evidencia encuentres que desafíe la creencia menos vas a creer en ella. Aquellas personas que encuentres podrán ser tu modelo de referencia para aprender y cambiar esta creencia más rápido aún.

 

3. Crear nuevas creencias potenciadoras

 

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Las creencias fueron construidas en el pasado, de acuerdo a nuestra educación, mandatos familiares, la cultura, experiencias repetitivas, etc. Si de chico nos decían algo lo creíamos sin cuestionarlo aunque no fuera verdad, dado que en ese momentos no teníamos los recursos para decidir por nosotros mismo si creer en eso o no.

Sin embargo, hoy en día podemos crear nuestras propias creencias. Podemos decidir si queremos seguir creyendo en aquello que hasta ahora creímos. Para eso te sugiero que revises una a una tus creencias y te preguntes si vale la pena seguir creyendo que es verdad. Podés hacerte las siguientes preguntas:

  • ¿En quién te convertirías en 5 o 10 años si seguís con esa creencia?
  • ¿Cómo sería tu futuro si la cambiaras?

La respuesta a estas preguntas va a motivarte a hacer un cambio. Una vez que decidas cambiar dichas creencias, hacé una lista de otras nuevas creencias que te gustaría tener, y leelas cada día hasta que puedas incorporarlas.

 

4. Formular preguntas efectivas

 

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Nuestra mente se comporta como una máquina que responde aquellas preguntas que le hacemos. Para usar esto a nuestro favor debemos formular preguntas efectivas, preguntas que nos ayuden a encontrar soluciones y a superar nuestras creencias limitantes.

A partir de una creencia limitante podemos formular una serie de preguntas efectivas que nos ayuden a encontrar nuevos recursos para cambiar dicha creencia. Esto lo fuimos haciendo en las sugerencias anteriores.

Si la creencia es «no puedo tener un puesto de gerente» algunas preguntas que puedo hacerme son: ¿qué puedo hacer para tener un puesto de gerente? ¿cual es la mejor manera de convertirme en un gerente? Al hacer estas preguntas nuestra mente va a salir de la limitación y buscar opciones. Para que esto funcione debemos acompañar la pregunta de una imagen atractiva de éxito. Si dicha imagen resulta suficientemente atractiva, nuestra mente va a trabajar en alcanzarlo. Tené un lapiz y papel a mano y cada vez que se te ocurra una idea anotala por más absurda que parezca. Una vez que tengas un número considerable de respuestas, tomate un momento para priorizarlas y ponerte en acción.

Cambiar nuestras limitaciones puede requerir tiempo y esfuerzo, pero la recompensa vale la pena dicho esfuerzo. Requiere cambiar nuestra manera de pensar, sentir y actuar por tiempo suficiente hasta que se convierta en un nuevo hábito. Una vez que lo hayamos hecho nos convertiremos en una nueva persona, en alguien más alineado con quien queremos ser.

Saludos

Martín 

 

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